¡Silencio!
¡Silencio! ¿Lo oís?
Es el silencio,
rey del Universo.
En la alta catedral, las
gargolas danzan con las estrellas. Los cuervos ya no doblan las
campanas. Los ángeles ya no tocan sus trompetas.
¡Silencio!
Mi maldición se ha terminado.
Satanás me ha expulsado de sus llamas. La luz del sol abrasa mis
pupilas. Tengo miedo, el hombre siempre ha temido su belleza.
¿A qué pérfida mujer dedicaré
mis versos? ¿En qué oscura ciénaga se bañará Calíope? ¿Seré, tal vez,
una higuera seca? ¿Serán estos los últimos pétalos del jardín de las
Delicias?
¡Silencio! ¿Lo oís?
Silencio.
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